Producir, transformar o desaparecer la encrucijada de la Argentina
Guillermo Sirio, representante gremial de la Confederación Económica de la Provincia de Buenos Aires y referente del sector pyme nacional, analizó para Revista Vértices la situación económica de las pequeñas y medianas empresas tras varios años de caída del consumo, aumento de costos y presión tributaria creciente. Desde una mirada productivista, advirtió sobre una combinación explosiva entre tarifas, impuestos y pérdida de rentabilidad, cuestionó el rumbo del ajuste sin crecimiento, planteó la necesidad de una reforma impositiva y laboral conjunta y sostuvo que sin industria, sin transformación de la materia prima y sin empleadores activos no hay trabajo ni desarrollo posible en la Argentina.
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Redacción
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Fuente: Foto Radio Provincia de Buenos Aires
Una combinación explosiva para las pymes
Guillermo describe el escenario actual como “muy difícil” y marca que la crisis no empezó ayer. Señala que las pymes arrastran problemas desde el último año del gobierno de Alberto Fernández y que la situación se profundizó durante los dos años del actual gobierno nacional. En sus palabras, se vive “una combinación explosiva”.
“La gente no tiene capacidad de compra, cayó la capacidad de compra, pero además de eso nos aumentaron los costos operativos”. La ecuación es directa. Menos ventas y más gastos. Para quienes producen, distribuyen o venden, el impacto es inmediato.
Explica que incluso algo básico como “ponerle nafta a los vendedores para que vayan a recorrer clientes es realmente un sacrificio grande”, sobre todo porque “como no se vende, nos cuesta mucho mantener la cartera de clientes activa”.
Caída de la actividad y desplome del comercio
El empresario aporta datos concretos. “La actividad industrial está entre el 50 y el 60 por ciento”. En el plano comercial, la situación es aún más alarmante. Afirma que entre noviembre del año pasado y este noviembre “la actividad cayó cerca de un 30 por ciento” y que hay sectores donde la baja alcanza el 40 por ciento.
Lo que más le preocupa no es solo la caída de ventas, sino el crecimiento de los costos. Y cuando habla de costos, aclara que no se trata solo de insumos. Se refiere al peso creciente de impuestos, tasas municipales y servicios públicos.
Tarifas, impuestos y servicios públicos fuera de control
El representante gremial es contundente cuando habla de los servicios públicos. “La electricidad o el gas para nosotros son insumos” y sin embargo sus precios aumentaron “muy por encima de la inflación”.
Detalla que esos incrementos llegaron a ser “cinco, seis, siete veces más” y menciona casos extremos donde las tarifas aumentaron hasta un 2.000 por ciento, especialmente en cooperativas proveedoras de energía en la provincia de Buenos Aires. La consecuencia es directa. “Esto hace que muchos comercios se hayan cerrado, otros se transformaron, pero la expectativa hacia el futuro no es buena”.
Reconoce que pensó que este año sería mejor que el anterior, pero admite “me equivoqué, fue peor”.
Ajuste sin crecimiento y una visión económica equivocada
Guillermo plantea una diferencia de fondo con el rumbo económico elegido. Aclara que el sector pyme no niega la necesidad de equilibrio fiscal, pero sostiene que ese equilibrio debe lograrse “a través de un incremento de la actividad económica, un incremento de la recaudación y una administración responsable del gasto público”.
Define esa administración como “honesta, eficiente y eficaz”. En contraste, critica que el gobierno nacional haya optado por “no gastar y ajustar todo”, sin generar crecimiento ni alivio tributario real. Señala que no hubo una baja general de impuestos y que la eliminación del impuesto PAIS no impactó en el consumo interno, pero sí generó “competencia desleal”.
Reforma impositiva sí, pero en todos los niveles
Cuando se le pregunta por la reforma impositiva, Guillermo no duda. “Sí, tenemos que hacer una reforma impositiva, en todos los niveles”. Advierte que no sirve bajar impuestos a nivel nacional si provincias y municipios compensan con más tributos y tasas.
Menciona ejemplos concretos como tasas municipales sobre el combustible o impuestos específicos a determinadas producciones. Marca una diferencia entre provincias y reconoce que Córdoba mantiene equilibrio fiscal. “Aplaudo”, dice. En contraposición, es muy crítico con la gestión de la provincia de Buenos Aires, a la que acusa de irresponsabilidad fiscal y de priorizar acuerdos políticos por sobre la producción.
Tres propuestas concretas para cambiar el rumbo
El dirigente enumera tres medidas centrales. La primera “hay que eliminar Ingresos Brutos”. La segunda es que el Estado nacional deje de cobrar contribuciones específicas para obras que no se realizan, como el impuesto al combustible destinado a rutas que “son un desastre”.
La tercera propuesta apunta a una reforma consensuada entre Nación, provincias y municipios. El objetivo debe ser claro. “Todo el mundo tiene que pagar impuestos, pero todo el mundo tiene que pagar mucho menos”.
Denuncia que hoy existe una competencia desleal donde “el 50 por ciento de la actividad paga impuestos y el otro 50 por ciento no”. Aclara que no se refiere a la economía de subsistencia, sino a grandes fortunas y sectores de altos ingresos que evaden. Resume el sentimiento con una frase fuerte. “No puede ser que la presión tributaria recaiga sobre los tontos que pagamos impuestos”.
Modernizar lo laboral sin perder derechos
Sobre la reforma laboral, Guillermo se muestra a favor de una actualización del sistema. “Estamos a favor de la modernización y adecuación de las leyes laborales”. Pero pone un límite claro. Cualquier cambio debe “garantizar los derechos adquiridos y las obligaciones de todas las partes”.
Cierra con una definición que resume su postura. “Cada vez que emana un derecho, se genera una obligación”.
Fuente: Foto serindustria
Trabajo, derechos y un sistema que no funciona
El dirigente plantea un punto central en el debate laboral. “Los derechos adquiridos de los trabajadores no pueden ir en contra de los derechos adquiridos de los empleadores”. Aclara que ambos derechos tampoco pueden ir “en contra del Estado que recauda para poder pagar los cuidados”.
Para él, el problema no es el derecho laboral en sí, sino un sistema opaco. Reclama “un sistema transparente con la totalidad de los trabajadores inscriptos” y critica lo que llama “el negocio, el curro y esta fantasía del juicio laboral”, donde en lugar de construir una vida a través del trabajo se busca una indemnización.
Relata un caso extremo para ilustrar el daño. Un trabajador con once años de antigüedad, despedido por una causa grave comprobada, obtuvo una indemnización de 480 millones de pesos. “La empresa se declaró en quiebra”. Para Guillermo, este tipo de situaciones destruye empleo real.
Sin empleadores no hay trabajo
La idea se repite como eje estructural. “Para defender el trabajo de los argentinos, lo primero que tenemos que garantizar es que haya trabajo, y para que haya trabajo tiene que haber empleadores.
Sostiene que hoy se estafa a ambos lados. A los trabajadores con la promesa de una indemnización que no van a cobrar y a los empleadores con castigos desproporcionados por un sistema judicial “viciado”, especialmente en la provincia de Buenos Aires. Habla sin rodeos de “un negocio de los abogados laborales y contadores” que termina fundiendo a quien da trabajo.
La consecuencia es directa. “La gente no contrata más trabajo”. Y recuerda un dato alarmante. “No tenemos nuevos puestos de trabajo en el sector privado desde el 2011”.
Reforma laboral e impositiva o nada
El empresario es categórico. “No sirve de nada hacer una reforma laboral si no hacemos una reforma impositiva y no sirve de nada hacer una reforma impositiva si no hacemos una reforma laboral”.
Ambas reformas deben ir juntas y garantizar derechos actuales y futuros, tanto de trabajadores como de empleadores. “En la vida hay buenos trabajadores y malos trabajadores, hay buenos empleadores y malos empleadores. Lo que no podemos es premiar a los malos”.
La clave, insiste, es prevenir excesos y generar condiciones reales para que vuelva a crearse empleo.
Unidad productiva y gestión del Estado
Sobre la articulación empresaria, Guillermo cuenta que en la provincia de Buenos Aires existe una mesa productiva integrada por cinco entidades representativas del sector. Allí elaboraron una propuesta de gobierno que no solo aborda lo impositivo, sino también la eficiencia en la gestión estatal.
“Nosotros lo que sabemos como empresarios es gestionar”, afirma. Sostiene que saben administrar “con o sin dinero” y que esa experiencia fue plasmada en una propuesta presentada a todos los candidatos a gobernador. “Nadie la aplica porque tiene un sesgo productivo”, resume.
Producción, industria y desarrollo nacional
La visión estratégica es clara. “La República Argentina sale de esta grave crisis solamente produciendo y trabajando y a través del desarrollo industrial”.
Guillermo explica que un país se desarrolla por su capacidad de transformar materia prima. “Si no logramos transformar la materia prima, nunca vamos a ser un país desarrollado”. Da ejemplos concretos. “Basta de exportar poroto de soja o maní. Empecemos a exportar pasta de maní”.
Reconoce que eso implica disputar renta con sectores concentrados, pero marca el límite. “No vamos para que ellos pierdan. Vamos para que todos ganemos”. Y remata con una definición política. “Yo no voy por el bolsillo de nadie, voy por el desarrollo, la producción y la dignidad del trabajo”.
Mirada política y horizonte 2027
Sobre el escenario político, el representante gremial plantea un futuro abierto. El rumbo dependerá de si el actual gobierno “terminó la tarea que vino a hacer”. Incluso sostiene que sectores que hoy lo apoyan podrían impulsar un cambio.
También interpela a la oposición. Reclama construir “una oposición productiva” y generar un espacio verdaderamente productivista. Critica que no existan legisladores nacionales o provinciales que provengan del sector productivo. “No defienden la producción desde la vivencia, sino desde los libros”.
Pedro Salas, ex presidente de la Sociedad Rural de la Provincia de Córdoba, ex funcionario del INAES y abogado con amplia trayectoria en espacios sociales, civiles y comunitarios vinculados a la producción agropecuaria, analizó para Revista Vértices la situación económica y social de los productores argentinos tras dieciocho meses de políticas de desregulación, recorte institucional y aumento generalizado de costos. Desde una mirada integral del arco productivo, advierte sobre una rentabilidad finita, una caída histórica del consumo interno y un Estado que abandonó la infraestructura, la ciencia aplicada y el acompañamiento técnico que necesita el campo.
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