Virginia Genné es psicopedagoga, técnica en discapacidad intelectual y en estimulación temprana, con más de 25 años de trabajo territorial en Villa María. Convoca este jueves 29 a una concentración en la plaza céntrica en defensa de un sistema que sostiene la vida de miles de personas con discapacidad. “No se trata de cuántos seamos. Se trata de no rendirse frente a un modelo que nos quiere invisibles”.
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Redacción
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La situación actual: prestadores agotados, prestaciones en jaque
La escena es clara: el sistema de atención a la discapacidad se está desmoronando, sostenido por la vocación de sus trabajadores y el sacrificio cotidiano de familias que ya no pueden más. Según Virginia Genné, "el desfinanciamiento es una eliminación solapada. No se elimina la ley, pero se deja de financiar. Y va a caer por su propio peso".
Las profesionales del área trabajan a pérdida: pagan alquileres comerciales, seguros de malpraxis, transporte, materiales, capacitaciones en dólares, y aún así cobran con hasta 90 días de retraso. “Yo trabajo del 1 al 30, facturo del 1 al 5 y cobro a los 60 días. Es decir, lo que trabajé hoy, lo voy a cobrar en tres meses”.
El problema es estructural: los valores están atados a un nomenclador nacional que no se actualiza y depende de la Superintendencia de Salud y del ANDIS. “No es que la obra social no quiere pagar. Es que el nomenclador está 70% por debajo de la inflación”.
Frente a la inflación, los insumos, alquileres y alimentos suben, pero los aranceles siguen congelados. Como señala Genné: "los hogares no se están pudiendo sostener. El alquiler aumenta, el sueldo del empleado también, la comida también. Y el arancel sigue igual. ¿Qué hacemos, los dejamos morir de tristeza?"
La ausencia de políticas públicas: entre la indiferencia local y el vacío nacional
No es solo una crisis económica: es una crisis de representación y decisión política. A nivel local, provincial y nacional, las respuestas estatales son insuficientes o inexistentes. “En Villa María no hay neurólogo infantil en ninguno de los CAPS ni en el hospital. Sin ese diagnóstico, no hay certificado de discapacidad. Y sin certificado, no hay derechos”, denuncia Genné.
El acceso a las evaluaciones necesarias para los diagnósticos cuesta cifras descomunales: "cada estudio neurocognitivo ronda los $100.000 y la consulta al neurólogo, $50.000. Si no tenés obra social, tenés que vender pollos para pagarlo. Y si no podés, no vas". La falta de cobertura y oferta pública básica condena a la exclusión de origen.
Sobre la respuesta institucional, Genné es clara: “El municipio nunca logró garantizar algo tan básico como un neurólogo infantil. Y cuando hicimos la primera marcha, cerraron las cortinas. No nos quisieron ver”.
A nivel nacional, el retroceso conceptual es aún más preocupante. “Cuando desde Nación se emitió un documento que hablaba de ‘retrasados’ o ‘idiotas’, volvimos al modelo médico. A categorizar. A etiquetar. A medir quién merece o no”.
Las consecuencias: el abandono programado de las familias
El sistema de atención a la discapacidad sostiene la vida en múltiples dimensiones: física, psíquica y afectiva. “Hay personas con discapacidad que reciben servicios vitales: enfermeras, kinesiólogos, respiradores. Si se corta eso, se corta la vida”, afirma la profesional.
Pero no solo se trata de quienes tienen internación domiciliaria o patologías graves. También están las familias con hijos con autismo, con trastornos del desarrollo o con condiciones que requieren acompañamiento cotidiano. “Área que no se estimula, área que no se desarrolla. Y después es muy difícil construir sobre algo que no hay. El deterioro es grande”.
La consecuencia más inmediata de este ajuste silencioso es la privatización encubierta del sistema: “solo van a poder acceder quienes puedan pagar. El resto se va a quedar en su casa sin poder progresar. Porque sin estímulo, sin contención, sin apoyo, no hay inclusión posible”.
El impacto se extiende a la comunidad educativa: “Luchamos para que todos puedan estar en la escuela común, con acompañamiento. Que no se diga ‘ahí vino tu maestra’, sino que se entienda que todos somos parte del mismo equipo. Pero eso hoy se está perdiendo”.
El fuego sigue vivo: resistencia, comunidad y esperanza
A pesar del panorama desolador, Virginia no baja los brazos. Con otros profesionales y familias, organiza una nueva concentración en la plaza de Villa María, en el marco de la jornada nacional que exige la sanción de una Ley de Emergencia en Discapacidad. “Vamos a ser pocos, pero vamos a estar. Porque si esperamos a ser muchos, puede ser tarde”.
La convocatoria es sin bombos ni estruendos, por respeto a la comunidad autista. Será una concentración silenciosa, firme y amorosa, con carteles hechos a pulmón, parlantes prestados y una bandera que no se baja: la de la dignidad.
“Nosotros acompañamos a la familia en su totalidad. No solo damos una sesión. Acompañamos un proyecto de vida. Lo que hacemos es sembrar comunidad. Y eso no se desfinancia tan fácil. Porque está vivo, porque se planta, porque sigue”.
📍 Concentración por la emergencia en discapacidad 🗓 Jueves 29 de mayo – Mediodía 📍 Plaza Centenario – Villa María 🕊️ Por derechos, por dignidad, por una sociedad que no prescinda de nadie.
Fuente:
Entrevista exclusiva a Virginia Genné, psicopedagoga y técnica en estimulación temprana, realizada por Revista Vértices el 28 de mayo de 2025.
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