Cordobesismo nacional: ensayo de una síntesis para una alquimia de poder
Schiaretti y Manes ensayan una estrategia de reconstrucción del centro político argentino con la mira en 2027. Entre acuerdos territoriales, simbolismos radicales y alianzas recicladas, buscan ocupar el vacío entre el mileísmo y el peronismo, retomando la síntesis cordobesa como modelo de poder posible en un escenario de polarización extrema.
Autor
Lic. Luciano Chialvo
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Fuente: Foto extraida de la pagina oficial de J. Schiaretti
Misma táctica de aglutinar que el PRO en el 2009 (De Narváez, Macri, Solá) y el mismo sentido retórico que UNEN (Binner, Carrió, Juez, UCR) en el 2013 pero terminan como Massa en el 2017. Lo que parece distinto es que logran evitar el papelón del 2021 de no llegar con candidatos en todos los territorios para que luego sus legisladores se neutralicen con los congresistas dialoguistas no cordobesistas.
Por ahora con el 3 veces gobernador se aseguran mínimo poder lograr un interlocutor válido de cara a una nueva mediación entre dos polos de poder como el mileísmo y peronismo nacional-kirchnerista en el congreso. Pero no quiere decir que sea una interfase ante la crisis portantierista que presentan las fuerzas de centro por lo cual sería la máxima de lograr recuperar el clima político de la moderación.
Reposicionamientos internos y disputas radicales
De este modo el gringo Schiaretti aprieta el acelerador a pocas semanas de empezar a calentar los motores del campo preelectoral, necesita un aliado como Manes (peso simbólico por ser miembro de la UCR) con fuerte pata en Bs. As. (peso demográfico) en correlación con otros distritos. Entre ellos aparece CABA con Larreta/Lousteau, Tucumán, Salta, Mendoza y necesita consolidar una pata en Santa Fe entre Pullaro/Perotti como competitivos o los no competitivos como los que fueron al acto en La Plata.
También quién supo ser vicegobernador en 2003-2007 recupera protagonismo en una semana de solidaridad al gobernador Llaryora por la jugada de De Loredo, sin dejar de lado que dicho movimiento también desarticula al radical cordobés -por la procedencia de Manes- metiéndose en la interna de las boinas blancas como así también terminar de desguazar a Juntos por el Cambio. Sin embargo, hay algo más profundo ya que reduce los imaginarios frentistas de Natalia De la Sota encabezando su propia lista como punto nodal de un camino del cordobesismo amplio. Por lo que limita la suma de radicales no competitivos en una mixtura con peronistas reciclados o kirchnerismo inorgánico u orgánico de bajo perfil.
Está claro que el dirigente cordobés quiere importar la síntesis cordobesa a toda la Argentina de manera forzada pero transparente. Sin distinciones por más origen o formación que se tenga, en el encuentro aparecieron ex massista, PRO heridos, radicales enojados, pan-peronistas, PRO no-macristas y otros. Todos de alguna manera buscando poder ingresar al parlamento en una polarización ideológica, valorativa y económica intensa como presenta nuestro sistema político llevado a cabo desde el discurso social de confrontación libertaria. Más allá de tales restricciones, el ex candidato a presidente en el 2023 debe buscar mecanismos que pueda interpelar de algún grado la energía legislativa de Milei en términos oficialista y a CFK (libre o presa) en términos de oposición de cara a los 24 meses venideros.
Una nueva intensidad federal
Si quieren ser conducción legítima del gobierno nacional desde el 2027 (por más lejos que parezca) difícilmente lo serán en primera vuelta; hay más probabilidades en segunda en un balotaje con los votantes de Milei presidente 2023 y cuadros intermedios del peronismo nacional en esos últimos periodos. De esta manera el núcleo duro de Hacemos por Nuestro País debe ir urgente a lo que Manes denomina la “nueva intensidad” para construir poder en esta órbita realmente federal. Lo observo difícil y débil su estrategia de carácter alternativo hegemónico, pero la política es el arte de lo posible.
Esta nota se construye con el análisis de la psicóloga y magíster en seguridad Emilia Trabucco, analista de NODAL y del CLAE. La autora muestra cómo los cambios en el gabinete exponen una disputa feroz entre tres círculos de poder. El texto original pertenece a la Agencia NODAL.
El desplazamiento hace una semana de Federico Alessandri dentro del esquema llaryorista generó un nuevo temblor en la estructura del poder provincial, en un contexto donde el gobernador busca consolidar su hegemonía de cara al 2027. La jugada expone el desgaste del schiarettismo, la falta de rendimiento del kirchnerismo en el voto pampeano y las contradicciones de un peronismo liberal que intenta reposicionarse con señales hacia el escenario nacional. En el centro del tablero, Llaryora se mueve entre la prudencia y el cálculo, con una Natalia De la Sota que gana terreno de a poco y un Santilli que observa el movimiento como posible punto de inflexión para las futuras alianzas federales que necesita para restar votos del peronismo nacional, hoy real actor contrahegemónico. No es casual que justo en la previa del encuentro entre el gobernador y Santilli, el kirchnerismo táctico le brinde la estabilidad legislativa, un mensaje estratégico para el nuevo delasotismo a corto plazo, un micro mensaje para la estrategia ahora PRO-libertaria a mediano y al schiaretismo clásico a largo plazo.
El gobierno nacional ensaya una nueva arquitectura del poder donde se mezclan herencias menemistas, cuadros del PRO y la impronta libertaria. La designación de Diego Santilli en el Ministerio del Interior busca otorgarle rostro político y equilibrio institucional a un proyecto que combina ajuste económico, pragmatismo parlamentario y nostalgia de poder. Entre la disciplina financiera, la negociación con los gobernadores y la reconfiguración del macrismo, el mileísmo intenta construir su propia hegemonía cultural y electoral de cara al futuro.