Licenciada en Letras, escritora y docente universitaria, Iciar Recalde ha publicado trabajos científico-académicos y artículos periodísticos, y participa en investigaciones sobre problemas históricos contemporáneos vinculados al pensamiento político y social en la Argentina e Iberoamérica. En este texto, advierte que la ofensiva global sobre los pueblos no es solo económica, sino cultural y espiritual, y tiene en la Argentina uno de sus capítulos más crudos. Recuperando el legado doctrinario de Perón y Eva, propone una mirada profundamente femenina sobre el amor, la política y la reconstrucción nacional desde la Comunidad Organizada. Frente a un mundo desintegrado por el egoísmo y la desmemoria, urge restaurar el noble magisterio de Evita como clave para unir generaciones, reconstruir el hogar y restituir el corazón ético de la Patria.
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El siguiente texto constituye un breve resumen elaborado por Iciar Recalde, su trabajo aborda, desde una perspectiva histórica, política y doctrinaria, la guerra cultural contra la Argentina y el papel central de Eva Perón en la reconstrucción de la Comunidad Organizada.
El texto comienza detallando la importancia del sumo pontífice “La Tercera Guerra Mundial ya comenzó, sólo que se libra en trozos pequeños, en capítulos”, advierte Francisco en la hora actual de un mundo que se derrumba. La Argentina es uno de esos capítulos.
Es la ofensiva de la voracidad de los mercaderes del dinero de las fuerzas globalizadas, financieras, armadas y de inteligencia sobre los pueblos en tiempos de universalismo, cuestión que había vaticinado el General Perón a fines de la década de 1960 y volvería a ratificarlo en 1974 durante su tercera presidencia en su legado póstumo, Modelo Argentino para el Proyecto Nacional.
Desde hace cuatro décadas, derrocado el último gobierno peronista de Isabel Perón, la voluntad imperial avanzó como un tanque de guerra que abatió y arrolló todo lo que se opuso a su objetivo de saqueo sobre los recursos de la naturaleza y la riqueza generada por el esfuerzo nacional: agua, materias primas, recursos naturales estratégicos, alimentos, tierra habitable, mares y el dominio entero de una voluntad popular esclavizada.
Ese objetivo sólo pudo lograrse a través del ataque al corazón de nuestro ordenamiento social, la Comunidad Organizada, y la embestida sobre el Modelo sindical argentino, a la par de que se abría un proceso de destrucción de la tradición humanista y cristiana del pueblo argentino, sobre cuyos escombros se imponían antivalores contrarios a nuestro ser nacional que son los que priman hasta la actualidad.
Se iniciaba así una guerra continuada contra la Argentina con el objeto de debilitar cualquier afirmación soberana de resistencia frente el saqueo que comenzó a sangre y fuego en 1976 y se extendió bajo el reinado del demoliberalismo en su versión liberal y/o progresista.
La ofensiva cultural tuvo una mira esencial: borrar de la memoria histórica la epopeya peronista y sabotear y/o deformar el legado doctrinario de Eva Perón y del conductor de nuestra revolución nacional.
El General Perón y Eva Duarte había advertido sobre las consecuencias de este fenómeno:
“Asistimos, en nuestros tiempos, a un desolador proceso: la disolución progresiva de los lazos espirituales entre los hombres. Este catastrófico fenómeno debe su propulsión a la ideología egoísta e individualista, según la cual toda realización es posible solo como desarrollo interno de una personalidad clausurada y enfrentada con otras en la lucha por el poder y el placer. (…) Todo este proceso se funda en una falacia: la de creer que es posible la realización individual fuera del ámbito de la realización común.” (Modelo Argentino para el Proyecto Nacional) […]
“Frente a un mundo de pueblos sometidos Perón levantó la bandera de nuestra liberación. Frente a un mundo de pueblos explotados Perón levantó la bandera de la justicia. Yo le sumé mi corazón y entrelacé las dos banderas de la justicia y de la libertad con un poco de amor... pero todo esto -la libertad, la justicia y el amor, Perón y su pueblo-, todo esto es demasiado para que pueda mirarse con indiferencia o con frialdad.”
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En Rosario, el Consejo Interuniversitario Nacional organiza el 1° Congreso Nacional de Innovación Universitaria, en coincidencia con el plenario de rectoras y rectores. Una apuesta por repensar la enseñanza, la gestión y la investigación con anclaje territorial, mirada crítica y compromiso con lo público.