Un joven vecinalista que busca transformar Córdoba

Lautaro Celayes es un joven participativo de la política social de Córdoba capital. Futuro abogado, formado también en experiencias comunitarias de su ciudad de origen Villa María, se convirtió en una voz reconocida dentro del movimiento vecinalista. Su nombre tomó notoriedad meses atrás cuando anticipó en televisión la crudeza social que se venía, comentando que había familias que estaban comiendo gatos para sobrevivir, una frase que quedó marcada en el debate público tras la llegada de Milei al gobierno. Hoy, Celayes protagoniza una elección clave en barrio Güemes y analiza con precisión la geopolítica de los centros vecinales de la ciudad más grande de la provincia.

 

Un barrio que vota y un dirigente que crece


“Lo que se vota el próximo domingo es la nueva comisión que va a dirigir el Centro Vecinal de barrio Güemes a partir de febrero del año 2026”, afirma Lautaro Celayes, actual presidente del centro vecinal. Explica que las elecciones se realizan cada tres años y que su llegada a la conducción se dio por una circunstancia institucional. “Asumimos el desafío hace un año. Yo era vicepresidente y quedé a cargo por la renuncia del presidente anterior”.

 

A pesar de presidir actualmente, Celayes aclara que esta es su primera candidatura formal. “La ordenanza permite solo dos elecciones. Como fui candidato a vicepresidente antes, técnicamente podría volver a presentarme en 2028 si quisiera”, señala.

 
Un proyecto de barrio limpio, seguro y con futuro


Celayes presenta un programa de propuestas amplio. “Tenemos propuestas culturales, sociales y de seguridad”, detalla. La agenda arranca por lo cotidiano. “Proponemos un barrio más limpio, con gestión de basura coordinada con los entes a cargo, energía sustentable y espacios públicos recuperados para el goce de los vecinos”.

 

La seguridad ocupa un lugar central. “Somos un barrio del macrocentro, un barrio golondrina, con mucho tránsito y problemas de inseguridad. Por eso hicimos un acuerdo con las cámaras de comercio para que nos donen horas de adicionales para recorrer las calles, instalación de domos y cámaras, y comunicación permanente con la policía”.

 

El eje social y económico aparece con claridad. “Hay una degradación del tejido social impresionante en los últimos 25 meses. Con las escuelas de oficios gastronómicos, artesanos, gasistas, carpinteros y electricistas queremos aportar herramientas para mitigar la falta de laburo”.

 
El rol de los centros vecinales y la confusión ciudadana


Celayes analiza por qué muchos vecinos creen que los centros vecinales son un brazo del gobierno municipal. “Creo que nunca se explicó bien nuestra función. Somos una organización gremial representativa de los vecinos, no un gobierno del barrio”. Agrega que la confusión también viene del sistema político. “No solo del PJ, también del radicalismo. En ciudades como Villa María, Río Cuarto y Córdoba hay mucho aparato detrás”.

 

Sobre la historia institucional, explica que “los centros vecinales eran simples asociaciones civiles. Podía haber dos o tres por barrio. La regulación provincial de la primera o segunda gestión de De la Sota ordenó todo y luego en Córdoba se delimitan bien los barrios y se les da personería jurídica municipal con la ordenanza 10.713”.

 
La geopolítica del poder vecinal en Córdoba


Celayes detalla el mapa real del poder territorial. “Hay 463 barrios y unos 300 centros vecinales en funcionamiento”. Explica que entender ese mapa permite comprender parte de la dirección política futura de la ciudad. “Si la democracia representativa funcionara bien, debería ser así”.

 

Consultado por el peso del peronismo, responde sin rodeos. “Orgánicos deben ser 60 por ciento. El PJ tiene un aparato muy grande. Es grandísimo”. Y aclara que también existen espacios independientes. “Sí, vecinalistas puros. Nosotros somos muy amplios”.

 

Sobre el peronismo provincial y su influencia en los barrios, reconoce que hay sectores como Vigo, Siciliano, Llaryora o Passerini, aunque señala que “en Capital las seccionales tienen su propio submundo político”.

 
Barrios que pesan como ciudades


El joven dirigente grafica el peso electoral. “Un barrio como Güemes tiene 15.000 habitantes, más que muchas localidades del interior. Villa Libertador tiene 150.000 habitantes, es como Río Cuarto”. Esta comparación muestra la escala del poder vecinal: “En legitimidad representativa, un centro vecinal puede tener un poder político equivalente al de un intendente del interior”.

 
Dependencia económica y presupuesto participativo


Celayes describe la situación económica de estas instituciones. “La ordenanza amplió el espectro electoral y le quitó poder económico al centro vecinal. Ahora dependemos mucho de la municipalidad”, advierte. Explica que existe una ordenanza de presupuesto participativo que indica que un porcentaje de la recaudación impositiva del barrio debería volver al barrio y ser administrado por el centro vecinal. “Pero no funciona así. Hoy lo manejan los consejos barriales. Nosotros no estamos en ninguno”.

 
Hacia una liga de centros vecinales


Celayes anticipa un paso político importante. “Estamos tratando de armar una liga de centros vecinales”. Recuerda que la ordenanza cordobesa se inspiró en Barcelona y su estructura de participación descentralizada. “Barcelona y Córdoba tienen similitudes. Es una ciudad de gran superficie y con construcción baja”.

 

Fuente: En exclusiva con Revista Vertices

 

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