馃搲 Baj贸 la inflaci贸n, pero aument贸 el hambre: el costo social de los n煤meros positivos
El nuevo informe del IETSE revela que, aunque los precios se estabilizan en C贸rdoba, la inseguridad alimentaria sigue creciendo. Casi la mitad de las familias tuvo que saltearse comidas en junio y el 90% se endeud贸 para comer.
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Editorial
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Fuente: Foto de Perfil
El Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE) publicó su informe correspondiente a junio de 2025 con una aparente buena noticia: la inflación del mes fue del 1,8%, apenas por encima del 1,7% registrado en mayo. La inflación interanual fue del 40,3% y la acumulada del primer semestre se ubicó en 15,4%. Sin embargo, detrás de estos datos alentadores se esconde una realidad alarmante: más de la mitad de los hogares cordobeses no pudo acceder a la Canasta Básica Alimentaria.
El rubro “Alimentos y bebidas sin alcohol”, que impacta directamente en la mesa de las familias, subió un 1,6% en junio, duplicando el registro del mes anterior (0,9%). Los aumentos estacionales en frutas, verduras, aceites y harinas explican parte del fenómeno. Así, mientras el promedio general se desacelera, los productos esenciales siguen encareciéndose.
Comer lo justo, o no comer
Los datos del informe son contundentes. El 57,7% de los hogares relevados no logró cubrir adecuadamente la Canasta Básica Alimentaria, que en junio costó $784.964 para una familia tipo. Para no estar bajo la línea de pobreza, esa misma familia necesitó $1.471.261, es decir, más de 49 mil pesos por día.
La mayoría de quienes lograron acceder a los alimentos lo hizo gracias a la asistencia estatal. El 72,5% utilizó ayudas como la AUH o la Tarjeta Alimentar. Aun así, la situación es crítica:
El 49,8% de las familias debió suspender alguna comida diaria.
El 30,5% sintió hambre pero no comió.
El 19,7% se quedó sin alimentos en algún momento del mes.
El 18,7% declaró haber hecho algo que preferiría no hacer para conseguir comida (como pedirla o pedir dinero).
El 10,6% comió sólo una vez o directamente no comió durante al menos un día.
Endeudarse para comer
La contracara del hambre es el endeudamiento. Según el IETSE, el 88,6% de las familias se vio obligada a financiar su alimentación. El desglose es ilustrativo: un 44,7% utilizó tarjeta de crédito, un 36,1% compró fiado y un 7,8% recurrió a dinero prestado.
Estos datos desnudan un fenómeno cada vez más extendido: la alimentación básica se cubre mediante herramientas de endeudamiento, lo que refleja no sólo una pérdida del poder adquisitivo, sino una profunda inseguridad estructural.
¿Estabilidad sin justicia?
Desde el IETSE advierten que, si bien la baja de la inflación puede parecer una señal positiva en términos macroeconómicos, sin mejoras en los ingresos y sin acceso pleno a derechos básicos como la alimentación, no se puede hablar de recuperación. “Corremos el riesgo de que esta desaceleración sea sólo una cifra técnicamente positiva, pero socialmente vacía”, concluye el informe.
Para que la estabilidad sea algo más que una meseta estadística, el desafío está en devolverle contenido social a los números: garantizar comida, ingresos y dignidad.
Fuente: Informe Económico y Social – IETSE – Junio 2025.
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