Natalia de la Sota y un año clave: cinco posibles opciones
Natalia de la Sota se mueve entre silencios estratégicos, tensiones internas y una herencia política en disputa. Con cinco posibles opciones sobre la mesa, la diputada nacional transita un año clave en el que podría redefinir su lugar en la política provincial y nacional. Entre la resistencia del schiarettismo clásico, las maniobras del llaryorismo y la necesidad de ampliar la hegemonía cordobesista frente al avance liberal, su figura aparece como bisagra en una etapa de reconfiguración profunda del peronismo cordobés.
Autor
Lic. Luciano Chialvo
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Fuente: Foto de Telam
Natalia y el ajedrez del poder cordobés
Mientras el peronismo cordobés navega un mar de incertidumbres, si lo comparamos con el proceso de conducción de Unión por Córdoba (UxC), el nuevo sello frentista Hacemos por Córdoba (HxC) atraviesa disputas indirectas, en donde el schiarettismo clásico (Vigo, Calvo) se resiste a desaparecer y el llaryorismo intenta consolidar un nuevo entramado político pos sociedad estratégica De la Sota padre y J. Schiaretti. Por consiguiente, Natalia no es ajena a esta dualidad política, profundizada tras la muerte de su padre, lo cual provoca una tensión entre la vieja generación (con sus interlocutores longevos y jóvenes) y la nueva camada de dirigentes.
El gobernador, por su parte, navega para consolidar su liderazgo con una estructura de oposición mucho más compleja que en otros años. En términos de estructura de oposición externa: expresada en la Legislatura, en el Tribunal de Cuentas y en las jugadas regionales mileístas. Por eso necesita ampliar las fronteras de la hegemonía cordobesista en su primer período gubernamental de cara a lo que se aproxima: ya no alcanza con Pretto y Prunotto. Para colmo, hay señales del Gringo Schiaretti haciendo lo suyo en la esfera nacional, tejiendo con radicales orgánicos e inorgánicos, peronismo republicano y PRO huérfanos de liderazgo.
Entonces se entiende que tanto el ensayo nacional del cordobesismo como la reactualización hegemónica del cordobesismo provincial necesitan nuevos ingresos de sectores no peronistas, afectando así a otras facciones en términos de estructura de oposición endógena. Estos movimientos internos pulverizan la antigua sociedad estratégica (1999–2018) y condicionan a otros dirigentes que se resisten a quedar relegados a un rol secundario, ya sea en el schiarettismo clásico o en el nuevo llaryorismo, llevando puesta la herencia delasotista encarnada en la actual diputada nacional.
Evitar la ruptura del tablero: el enfrentamiento de dos apellidos históricos
En este ajedrez provincial la dirigente peronista Natalia de la Sota juega su partida de forma sigilosa pero contundente en el marco del peso de su figura electoral y en el ámbito sociopolítico previsible para el 2027. En donde la figura de J. Schiaretti no es ajeno en su nueva búsqueda presidencial y a su vez consolidarse como líder de una oposición teniendo en cuenta que es primordial la estabilidad de su pago chico. Esto quiere decir que un Schiaretti presidente con su geografía partida en dos esquemas electorales, significa el desmoronamiento más tamprano que tarde.
Puede leerse un circuito simultáneamente virtuoso y vicioso, donde resulta improbable imaginar un escenario electoral en 2025 con J. Schiaretti de un lado y N. De la Sota del otro. Más allá de que los aparatos ideológicos del Estado provincial intentan mitigar la fuerza de Natalia, asociándola al kirchnerismo orgánico y limitando sus posibilidades electorales, esas maniobras también generan un efecto búmeran, reforzando la territorialidad que la diputada puede construir en torno a una nueva percepción de peronismo reconstruido de cara al 2027.
En ese horizonte, Natalia comienza a ser vista como una posible aliada nacional —por parte del sector moderado del FdT— para conformar una oposición competitiva, mientras que Schiaretti insiste en un ensayo débil, centrado más en el terreno parlamentario.
La hija del difunto ex gobernador tiene ciertas ventajas más allá de los antecedentes del peso simbólico del apellido, fue cabeza de lista durante la intermedia del 2021. Y de los daños materiales que puede provocar su candidatura por fuera en un clima electoral provincial competitivo y reconfiguraciones nacionales del peronismo nacional de cara a lo que se aproxima sus movimiento son dolosos por donde lo observes.
Pero, a su vez, es consciente de que la actual atmósfera sociopolítica no es la misma que habilitó su crecimiento: primero como concejal, luego como legisladora y finalmente como diputada nacional. Por eso, el peso simbólico que supo construir ahora necesita traducirse en una reproducción material en el territorio, para no perder significancia en el último tramo de la presidencia de J. Milei.
En este escenario, resulta clave que continúe profundizando el fortalecimiento de su perfil, como lo viene haciendo en sus últimas intervenciones parlamentarias, pero también que asuma un rol activo dentro de una estrategia contrahegemónica legislativa frente al cierre de un gobierno no peronista. No hay que olvidar que, históricamente, los últimos tramos de los gobiernos no peronistas suelen arrastrar la dificultad de consolidar relaciones hegemónicas estables.
Entre el legado simbólico y la trampa de la irrelevancia
Aparecen diversos circuitos de inestabilidad con lo poco de Natalia y con lo mucho en juego por parte del gringo. En este marco, la actual diputada debe afrontar desafíos como las contradicciones estructurales —como el tope del 30 % que condiciona un estilo de campaña progresista y vanguardista en la provincia—, las limitaciones impuestas por un escenario nacional polarizado entre antikirchnerismo y neokirchnerismo, y la necesidad de amortiguar las ofensivas de los aparatos ideológicos y valorativos del poder coercitivo, tanto provincial como nacional. A todo esto se suma el desafío de alcanzar la madurez política de dejar de ser 'la hija' para pasar a tener nombre propio.
Así es como la actual dirigente no tiene nada que perder pero a la vez surfea en un terreno nutrido de contradicciones políticas, sociales y económicas. La dirigente a este ritmo explora posibles caminos desde la táctica moderadora pero orientada a confrontar la ausencia del estado, la violencia política y un federalismo sin puerto para no quedar atrapada entre el olvido y la inocencia.
Natalia entre dos fuegos: crítica a Milei, distancia táctica o estratégica con Schiaretti
Todo en un contexto donde J. Milei acelera la disolución de un viejo paradigma de centro y sentidos comunes de lo políticamente correcto repercutiendo en el sistema de alianzas electorales y en la construcción de mayorías. Natalia necesita conservar competitividad política sin romperse ni diluirse en nuevos compromisos electorales interpelando en términos directos a J. Milei e indirectos a J. Schiaretti.
Está claro que la actual diputada no busca implosionar el cordobesismo; al menos, pretende una redefinición que incomoda a liderazgos como los de Llaryora y Schiaretti. En concreto, la jugada del exgobernador al renunciar a la presidencia del PJ cordobés apunta a reordenar la interna con la mirada puesta en Natalia. Sin embargo, la exclusión creciente que viene sufriendo desde 2022 por parte de la cúpula del peronismo dominante en Córdoba roza los límites del conflicto, especialmente al ubicarla detrás de la vicegobernadora en una eventual lista de consenso.
Los 5 movimientos posibles: entre la moderación y la audacia
De esta manera se presentan cinco escenarios posibles que baraja su entorno más cercano, en un juego que combina paciencia, juego defensivo y maduración con la carga de audacia.
👉🏽👉🏽 Ser candidata a diputada nacional en 2025 dentro de la lista de cordobesismo oficial (perfil bajo, sin internas PJ y consolidar la des-camporización con aval nacional de Kichnerismo organica tras el nuevo proceso de CFK presa aliada al Frente Renovador Cupular)
👉🏽👉🏽 Armar una lista de “cordobesismo amplio” con algunos K, radicales sueltos y ancalda al Frente Renovador cupular, cuadros intermedios y de base; pero sin romper con la nueva reconfiguración del FdT nacional y compitiendo con un FdT provincial poco competitivo de perfil hiper-progresista.
👉🏽👉🏽 Bajarse a último momento, no se presenta pero compromete a un salvoconducto desde la relaciones burocrática de lo público con el cordobesismo oficial.
👉🏽👉🏽 Esperar en el llano, al estilo Massa (2017) Lousteau (2025) reconstituyendo un salvoconducto desde lo comunitario insistiendo en una mixtura entre la línea centro y moderada del FdT y el cordobesismo oficial.
👉🏽👉🏽 Ser candidata del kirchnerismo en Córdoba, con una plataforma vecinalista “a lo Santoro” en C.A.B.A y un discurso crítico a las estructura políticas "a lo Monteverde".
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