La derecha irruptiva para el doble rasero del F.M.I. y la precarización de los liderazgos populares
La irrupción de Javier Milei no es solo un fenómeno electoral, sino el resultado de una década de reconfiguración del liberalismo-conservador argentino, que capitaliza la crisis de representación, las tensiones globales y la atomización popular. Desde una trama de poder que combina think tanks, marketing político y discursos de odio calibrados, la nueva derecha irruptiva busca consolidar un proyecto estratégico nacional, disputar el sentido común hegemónico y redefinir las reglas del juego democrático en Argentina.
Autor
Lic. Luciano Chialvo
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En la sociología política argentina contemporánea se necesitan nuevos análisis para descifrar las orientaciones de las actuales estructuras de las relaciones de poder ante la emergencia de una nueva derecha argentina en el siglo XXI. Es así como aprovechan grupos subversivos de origen liberal-conservador las discontinuidades entre la vida democrática, la economía política bienestaristas y la atomización de los sectores populares para la formación de un proyecto estratégico nacional. Puede resultar simple desarrollar que el economista porteño representa una vez más la doctrina de Claver Vasena, Martínez de Hoz, el menemismo y el macrismo sin analizar sus particulares como fuerza, el contexto económico, la situación de crisis de representación y los desafíos internacionales. De este modo, la irrupción de Milei en la última elección de las Primarias Abiertas, Simultaneas y Obligatorias (PASO) del 13 de agosto develó cuales son las nuevas subjetividades electorales y las facciones que buscan legitimar sus significaciones dentro del actual sentido común hegemónico.
Desde Tobias Ben (2022) con su obra “La nueva derecha Argentina: La obvia popularidad de la antipolítica” es el principio organizador para reflexionar descifrar el porvenir del proyecto ultraliberal e irruptivo en el escenario nacional. El autor expresa “la aparición y el crecimiento de la anti-política como salida democrática viable es mérito de los propios agentes de la nueva derecha” para a acrecentar el realismo capitalista. El autor denominando este último como “la seguridad de que no existe alternativa al sistema político capitalista, esto debido a que se encuentra involucrado un fuerte aparato ideológico” que trabaja dinámicas políticas a diario naturalizando el statu quo. Comprender el porvenir del líder de La Libertad Avanza (LLA) no está solo asociado a gritos, enojos, pasarelas mediáticas o argumentos teóricos. Sino a una compleja trama de poder de las redefiniciones del liberalismo-conservador argentino. Que en los últimos 10 años de la vida democrática han sufrido trasformaciones ante un contexto con globalismo occidental en crisis intensificado por la pandemia covid-19, la necesidad de los recursos naturales de nuestro continente, la inconclusa experiencia del macrismo en la gestión nacional y el cumplimiento de las condiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Pero sobre todo las incomodidades de la redefinición sociopolítica del liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner (CFK) en una nueva fase de gobierno de coalición -de origen peronista- que llevo al Frente de Todos (FdT) al triunfo en el 2019. Dejando atrás la metodología del Frente para la Victoria (FpV) -monogámica kirchernista-Cristinista- para plantear una conducción dialéctica del aparato del Estado (CFK-A. Fernández/Massa). Pero establecer nuevos cuerpos electorales no significa renunciar a las inscripciones de liderazgo de la nueva etapa del peronismo desde el curso histórico que inicio con y desde Néstor Kirchner (NK).
La verdadera disputa tras las PASO
A pesar de la invisibilización de la verdadera disputa sobre las construcciones de poder lo que está en juego es el triple escenario entre los soberanista-legalistas, los neoliberales y los abstencionistas electorales. Se expresa la disputa en niveles secundarios en el marco del triple escenario de las facciones socio-electoral entre LLA, Juntos por el Cambio (JxC) y Unión por la Patria (UxP). Es así como aparecen trasmutado en elecciones libres los intereses mundiales en tensión de dos sociedades estratégicas; por un lado Massa y por el otro lado Milei y Bullrich. Este último comparten complejos de relaciones de poder pero difieren en sus alianzas estratégicas y sus prioridades en su proyecto nacional. Representan la histórica puja del liberalismo-conservador no solo profundizar la atomización de los partidos populares como el del Partido Justicialista (PJ) y Unión Cívica Radical (UCR). Además de hacerse cargo de los elementos coercitivos del Estado sino también en realizar ejercicios gubernamentales de shok (Milei-Villarruel) o gradualista-intenso (Bullrich-Petri)1.
Cada uno de estos ejercicios implican prácticas de gestión entre la económica-política, políticas sociales, vida democrática, necesidades electorales e identidades en el marco de un proyecto estratégico. En este caso desde la sociología política se observa un fenómeno que no se gesta en estos últimos meses sino tiene una década de institucionalización de impactos masivos desde puja por la apropiación del conurbano bonaerense como territorio electoral y social. Es así como este punto de inflexión entre las facciones de poder disputa sentidos para normalizar o desnormalizar los sistemas de resolución de conflicto de dos importantes temas como la inseguridad delictiva y las inseguridades económicas.
Ambas están estrechamente alineadas a los intereses de los medios de comunicación e informativos hegemónicos donde las vinculan a la pobreza como matriz de los problemas domésticos. Se apoyan en la solución de la delincuencia con autoritarismos políticos mientras las inseguridades socioeconómicas necesitan autoritarismos economicistas. Pero nuestra disciplina nos permite trasparentar las pujas territoriales electorales y sociales pero claramente asociada a una cultura política de nueva derecha autoritaria que se resignifica. Tiene las experiencias de gestión en la vida democrática desde su recuperación en 1983 como actos de gobiernos en los noventa con la intendencia de A. Rico, L. Patti y la gobernación de E. Bussi y J. Sobisch. Pero su principal experimento socio-electoral y punto de partida de la masividad fue con F. De Narváez como candidato a diputado nacional por Buenos Aires (Bs As). En la histórica compulsa del 2009, donde la lista del FVP la encabezo NK, Scioli, Nacha Guevara y Massa comprendiendo en evitar la erosión del sentido común que proponía el gobierno de CFK. En su primera elección de medio termino ante el avance de significaciones de lo político de dirigentes menemistas.
El porvenir del proyecto ultraliberal
El porvenir de su proyecto fue formado una nueva corriente de opinión liberal desde la dolarización de la economía sostenida por la casta política devaluacionista. En el calor de reivindicar a Cavallo como el mejor ministro de economía de la historia y al mismo tiempo denunciar a la casta política (FdT-JxC) de colectivista.
Esta trilogía fue el caballo de batalla para instalarse en la agenda política, económica, social, cultural e internacional. Y no tarda en sumarse a la nueva ola de la economía política que propone los niveles geopolíticos sobre el continente con mayores recursos naturales como América Latina (AL).
Es así como se trata de una nueva agenda hegemónica desde una binaria funcionalidad, la primera es descomponer los cercos jurídicos-ideológicos de integración sudamericana y Latinoamérica. Donde nuestro país siempre aporto experiencias de unidad continental para afrontar las problemáticas domesticas y los fortalecimientos gubernamentales.
La segunda función inicia para limitar al progresismo estatal ante el fracaso macrista y a su vez disputar en el sentido común político electoral JxC. Con el objetivo de interpelar no solo a sus dirigentes, sus cuadros intermedios sino sobre todo a su base electoral para la elaboración de una nueva derecha irruptiva con el incipiente imaginario libertario.
Luego en el 2021 efectúa la alianza con Espert para institucionalizarse como Diputado Nacional en el combate electoral porteño, volviendo a interpelar a JxC pero esta vez en su casa, gesta y trampolín nacional. Ante su crecimiento exponencial mediático con algunas de sus propuestas (comercialización de órganos, uso de armas, criticar al feminismo, privatizar cárceles) y los principios de transversalidad (por su personaje espectacularizado) capitalizando seguidores digitales hartos del sistema. Pero dichas funcionalidades se reactualizan rápidamente ante los errores de las ultras derechas a nivel mundial por su efervescencia en los discursos de odios y 1) las contradicciones de gestión de su par más cercano J. Bolsonaro.
El fenómeno ultraliberal comprende que debe recomponer su discurso social -a través de la técnica- para continuar con la reproducción, producción y distribución de su porvenir en Argentina. Además, profundizar 2) la erosión del sentido común de lo político que impone el gobierno nacional y de 3) los imaginarios contemporáneos. En base a sus think tank -abastecimientos de ideas- y el consumos ideológicos -a través de las tácticas y estrategias- para la reelaboración o nuevo procesamiento de la vida simbólica y material de la nueva derecha democrática tensionando la misma democracia.
[1] En este punto la dupla Larreta-Morales representaban el modo gradualista dentro de la órbita ideológica liberal-conservadora y el ala moderada del frente electoral JxC.
Esta nota se construye con el análisis de la psicóloga y magíster en seguridad Emilia Trabucco, analista de NODAL y del CLAE. La autora muestra cómo los cambios en el gabinete exponen una disputa feroz entre tres círculos de poder. El texto original pertenece a la Agencia NODAL.
El desplazamiento hace una semana de Federico Alessandri dentro del esquema llaryorista generó un nuevo temblor en la estructura del poder provincial, en un contexto donde el gobernador busca consolidar su hegemonía de cara al 2027. La jugada expone el desgaste del schiarettismo, la falta de rendimiento del kirchnerismo en el voto pampeano y las contradicciones de un peronismo liberal que intenta reposicionarse con señales hacia el escenario nacional. En el centro del tablero, Llaryora se mueve entre la prudencia y el cálculo, con una Natalia De la Sota que gana terreno de a poco y un Santilli que observa el movimiento como posible punto de inflexión para las futuras alianzas federales que necesita para restar votos del peronismo nacional, hoy real actor contrahegemónico. No es casual que justo en la previa del encuentro entre el gobernador y Santilli, el kirchnerismo táctico le brinde la estabilidad legislativa, un mensaje estratégico para el nuevo delasotismo a corto plazo, un micro mensaje para la estrategia ahora PRO-libertaria a mediano y al schiaretismo clásico a largo plazo.
El gobierno nacional ensaya una nueva arquitectura del poder donde se mezclan herencias menemistas, cuadros del PRO y la impronta libertaria. La designación de Diego Santilli en el Ministerio del Interior busca otorgarle rostro político y equilibrio institucional a un proyecto que combina ajuste económico, pragmatismo parlamentario y nostalgia de poder. Entre la disciplina financiera, la negociación con los gobernadores y la reconfiguración del macrismo, el mileísmo intenta construir su propia hegemonía cultural y electoral de cara al futuro.