Del desalojo al techo propio: una historia de esperanza cooperativa
Acceder a una casa propia sigue siendo un sueño lejano para miles de familias argentinas. Sin embargo, hay experiencias que demuestran que la organización solidaria y el esfuerzo colectivo siguen abriendo caminos donde el mercado y el crédito bancario cierran puertas. La historia de Jessica, vecina de Villa María, es una de ellas: una mujer que pasó por un desalojo, crió sola a su hija y, años después, logró adjudicarse su vivienda a través de una cooperativa local.
Autor
Redacción
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Fuente: Foto Vivienda de Jessica
Una historia real de Villa María que revela cómo el modelo cooperativo sigue siendo la vía más sólida para acceder a la vivienda.
🏠 “Me habían desalojado y pensé que nunca iba a tener mi casa”
“Mi acceso a la vivienda fue el medio normal por el que la mayoría llega: vi la publicidad, me hice socia de la cooperativa y comencé a aportar mes a mes”, cuenta Jessica.
Durante varios años, mientras seguía pagando un alquiler, realizaba aportes libres que le permitieron cancelar un 40% del valor total. Cuando se abrió la adjudicación, su nombre fue sorteado.
“No lo podía creer, estaba muy emocionada ese día. En algún momento de mi vida no tenía dónde vivir, me habían desalojado y pensé: nunca voy a tener mi casa. Haberla ganado fue cumplir un sueño enorme.”
Jessica recuerda aquel momento entre lágrimas: “Tengo una nena de cinco años y fue darle la tranquilidad de saber que siempre íbamos a tener un techo.”
⏳ De un desalojo al hogar propio
La entrevistada estudió Agronomía en la universidad y vivió sola desde joven. “Me quedé sin trabajo y me desalojaron porque no pude seguir pagando el alquiler”, recuerda.
Ocho años después, esa historia cambió por completo: “Sin la cooperativa no lo podría haber logrado. Para mí hoy es la opción más sólida que existe en Villa María y la región para llegar a la casa y al terreno propio. Podés pagar las dos cosas juntas.”
💸 Cuotas accesibles, sin requisitos excluyentes
Jessica comenzó pagando 50.000 pesos mensuales, hace cuatro años. En 2024 ganó la adjudicación y en marzo de este año recibió las llaves.
“Estoy pagando una casa de 80 metros cuadrados con terreno, y la cuota es de 600 mil pesos, casi lo mismo que un alquiler o incluso menos. Lo importante es que ya es tuya.” La cooperativa no exige recibo de sueldo ni garantías bancarias: “Solo necesitás tu documento. Es la diferencia con los bancos, que no contemplan a quienes trabajamos sin relación formal.”
🚫 Las falsas promesas del mercado
Jessica contrasta su experiencia con la de su hermana, quien se sumó a un sistema privado que terminó en estafa.
“Cuando mi hermana empezó con esa empresa, los precios me parecían irreales. Con lo que yo tenía ahorrado en la cooperativa podía comprarme dos casas de esas. Era muy raro. Y el tiempo me dio la razón: muchas personas quedaron con promesas vacías.” Su reflexión es clara: “Las promesas mágicas son la antesala de una estafa. La cooperativa, en cambio, te da respuesta, te acompaña, y eso no tiene precio.”
❤️ “Fue darle a mi hija la tranquilidad de tener un techo”
“Creo que es una de las pocas veces que cuento lo del desalojo, porque me da vergüenza. Pero hoy, poder decir que tengo mi casa, es algo impagable.” En su relato hay emoción, pero también conciencia social: sabe que detrás de su historia hay cientos de otras similares, donde la organización comunitaria y el modelo cooperativo siguen garantizando lo que el mercado niega.
📢 Un mensaje para quienes dudan
“A los que tienen miedo de empezar, les diría que arranquen. Siempre vamos a tener dudas, pero hay que hacerlo. El sueño de la casa propia asusta porque es a largo plazo, pero la cooperativa te respalda siempre.”
Reflexión Final
El relato de Jessica encarna un mensaje profundo: la vivienda es un derecho, no un privilegio. Cuando el mercado expulsa, el cooperativismo ofrece pertenencia; cuando los bancos exigen, las asociaciones ofrecen confianza. Historias como la suya recuerdan que la casa propia no se compra: se construye colectivamente.
Fuente: Entrevista realizada en Villa María (octubre 2025) a Jessica, adjudicataria de vivienda cooperativa.
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